Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

domingo, 5 de junio de 2011

El Llano en Vuelo y su "Templo Viejo"

Hay nombres de personas que no pueden ser desligados del nombre de la población en que viven. Tal es el caso de don Isaac Gallegos y El Llano.

Historiador nato y escritor prolífico, don Isaac ha escarbado entre sus recuerdos y ha platicado tanto con los mayores como con los jóvenes de su pueblo y pensando en unos y otros aporta documentos redactados en un lenguaje radicalmente coloquial, con temas tan sugerentes como «Costumbres y modos de vivir en el poblado de El Llano, 1916 a 1986», escrito en 1987; «Reseña de las fiestas del cincuentenario de la fundación de la antigua iglesia y del apostolado de la oración en El Llano de la Diócesis de Zamora», a propósito de la celebración mencionada en el año 1951, Y «Cómo se vivía en El Llano cuando yo lo conocí y nombres de mis mayores que recuerdo», además de «El Llano en vuelo».

Los afanes de don Isaac, como él mismo lo reconoce en los preámbulos de muchos de sus escritos, no es la de historiar con estricto apego a la exactitud sino al cariño que siente por sus recuerdos y la gente de ayer y hoy que le rodea en El Llano.

Según uno de sus textos, «El Llano, que nació en 1935, no es El Llano que antes se llamaba Hacienda Dávalos, que ese fue su nombre hasta que dejó de ser hacienda y su nombre era así porque sus dueños eran de apellido Dávalos. Por mis abuelos supe que el dueño se llamó don Francisco Dávalos y que al fallecer éste, les heredó a dos hijas la propiedad de terrenos que él tenía; habiéndole heredado a la señora María Antonia, la Hacienda de Camucuato y a María Guadalupe, la Hacienda de El Llano, que consistía en 2,621 hectáreas.

En ella nací yo, y por eso recuerdo que de la Hacienda de San Simón se vino a El Llano un seminario, colegio de padres de la Compañía de Jesús. Este gran seminario fincó en El Llano una gran casa muy superior a lo fincado en una gran ciudad, con todas las comodidades y lujos que se merecía la famosa Compañía de Jesús»
Más adelante, don Isaac narra la fundación de El Llano: «...en 1933 un pequeño grupo de hombres desesperados, encabezados por un señor llamado Refugio Ríos, Rafael Gómez Bravo y Víctor Navarro González, organizaron un sindicato que ya en ese tiempo respaldaba el gobierno.

Lograron triunfar y consiguieron que el trabajador ganara un peso por ocho horas de trabajo y de allí Refugio Ríos añadió a su grupo a los señores: José María Luna, Dionicio Campos, Conrado Gil y Félix Paniagua. A estos les hizo la encomienda de conquistar más personas para expropiar la tierra del hacendado. Hicieron crecer el grupo y aceleraron las gestiones y el día 17 de mayo de 1935 nació El Llano. Este es El Llano que ustedes conocen porque ustedes lo formaron, porque El Llano no era como ahora lo es y gracias a sus hombres que lo han formado y al gobierno de la revolución».

Refugio Ríos, primer comisario ejidal de El Llano, «hizo la alineación de las calles del poblado, fincó la escuela, casa y salón de actos, hasta parar las bardas y señaló la plaza en el mismo lugar en que está colocada la actual; haciéndole sus cuatro banquetas de empedrado». En el tiempo del comisario José María Plancarte (1942-1945), «se hizo el parcela miento»; en el de José Carlín (1945-1948), «se entregaron los Títulos de propiedad (parcelarios), y en el de J. Jesús Cervantes (1948-1951), «se construyó la primera Angurría».

En el año 1944 se terminó de construir la escuela y el salón de actos: «se taparon, se les puso puertas y ventanas, piso, enjarres y se blanquearon».

En 1947, continúa don Isaac, «repetí la escena urbana del potrero el Gato, llamada esta zona Colonia Cervantes, por haber sido J. Jesús Cervantes quien fincó allí la primera casa...» En 1948, «yo circulé de piedra el solar que ocupa la escuela, hoy casa ejidal».

Entre 1952 y 1954, don Isaac Gallegos fue presidente del Comisariado Ejidal y en ese período organizó la construcción de los empedrados de las calles; hizo gestiones para la introducción de los servicios de agua potable y luz eléctrica, y promovió un patronato para la construcción de una escuela, entre otras muchas obras.

El “Templo Viejo”

En el año de 1896, don Francisco Dávalos inició la construcción del templo y se terminó en 1901. La Compañía de Jesús se hizo cargo del inmueble de 1904 a 1914. En ese periodo la Compañía tenía en El Llano un noviciado en donde, entre otras personalidades, estudió el célebre Padre Pro, fusilado en 1927 acusado de participar en el complot para asesinar a Álvaro Obregón, y canonizado en 1988.
Aunque no cuenta con una arquitectura monumental, el templo es una joya porque expresa de una forma contundente la forma de vivir y pensar de toda una época. Analicemos, simplemente, su planta:

* Los altares. El altar mayor (No. 1) está dedicado al Sagrado Corazón; el altar del crucero izquierdo (No. 2) está mutilado, pero estaba dedicado a san Ignacio de Loyola; el altar del crucero derecho (No. 3), está dedicado a la Virgen de Guadalupe y el altar marcado con el No. 4 está dedicado a san Antonio. La multiplicidad de altares tiene su explicación, desde luego, en la forma del culto católico hasta antes del Concilio Vaticano II.

* Los accesos. Por el acceso marcado con el número 5, entraban al templo los empleados de la hacienda; por el acceso marcado con el número 6, entraba el pueblo, en general; la familia Dávalos, propietaria de la hacienda, entraba por el acceso marcado con el número 7, pero solamente hasta el vestíbulo (No. 8), en donde “asistía” a la Misa; los jesuitas entraban por los accesos de la sacristía del lado derecho (No. 9), mientras que los seminaristas lo hacían por los de la sacristía del lado izquierdo (No. 10). El número 11 indica la posición de la torre y el número 12 la del púlpito.

Las diferentes entradas y su exclusividad nos dan idea de las diferencias notables entre el status de los diferentes grupos sociales, desde la privacidad del vestíbulo de la familia Dávalos hasta el acceso del pueblo, pasando por la íntima exclusividad de la que provenían los padres jesuitas y los seminaristas (desde el monasterio aledaño a la iglesia) y por la discriminación entre los privilegiados empleados de la hacienda y el resto de la población.

El padre Antonio Carrasca, actual párroco de El Llano, motivado por la canonización del Padre Pro, se ha dado a la tarea de restaurar el inmueble. Como un apoyo a esa intensión, es que hemos publicado el valor histórico-arquitectónico del un templo que encierra muchas páginas de nuestra historia.

Texto basado en las investigaciones históricas del señor Issac Gallegos Cervantes. Fotografías de Alberto Vázquez Cholico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el padre Pro aun no es canonizado un que esperamos en Dios pronto los sea fue beatificado el 25 de septiembre de 1988 contamos con sus oraciones

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...